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Mostrando entradas de julio, 2025

Un nuevo aliado.

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 ¡Y la historia sigue, amigos! Lisipo, con el brazo herido, y Kaelia, la sacerdotisa, no podían quedarse de brazos cruzados.   Un camarada, un arqueros, un tal Demetrio,creo, se había escondido en otra casa del pueblo. Así que, se dirigieron hacia allí. Con cada paso, el corazón les latía más fuerte. Cuando se acercaron a la casa, la puerta se abrió con un crujido suave y allí estaba Demetrio, con su arco en mano, listo para la acción. Sin perder un segundo, los tres se escabulleron por el pueblo. Pero la tragedia, amigos, la tragedia siempre acecha en los momentos menos pensados. Justo cuando creían que lo habían logrado, desde un tejado cercano, una silueta oscura apareció.  Un arquero enemigo, como un fantasma, disparó. La flecha silbó en el aire y encontró su blanco: Demetrio cayó, sin un quejido, muerto al instante. Lisipo y Kaelia, con el alma en un puño, no tuvieron tiempo para el luto. Las flechas del cartaginés comenzaron a llover sobre ellos, silbando, busc...

La huida de Luisipo

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 ¡Amigos, arrímense a la barra y pidan otra ronda! La noche es larga y el vino corre, perfecto para una historia de esas que te helan la sangre y te hacen agradecer estar a salvo aquí, con una buena jarra en la mano. Lo que les voy a contar, camaradas, sucedió no hace mucho, justo después de la Batalla del Río Hímera. Agudicen el oído, porque es un relato de valor, desesperación y una huida.... El hombre un viejo borracho, continuó su relato, tras captar la atención de la gente que bebía en la taberna.   Imagínense la escena: la derrota fue brutal para los Himeros, y los jóvenes soldados griegos quedaron dispersos por la isla buscando refugio.  Y allí estaba él, Luisipo el joven, un oficial con el sudor de la batalla todavía pegado al cuerpo, el sabor amargo de la derrota en la boca. Había encontrado refugio en un pueblito de mala muerte, un puñado de casas de piedra. Los días pasaban lentos. La tensión, amigos, era un nudo en el estómago de todos los que habían logr...